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Los andaluces cantando en el parque |
Los andaluces mayores de 60 años,
socios del Centro Cultural Andalucía de Buenos Aires,
han disfrutado de un día de campo, el pasado domingo
6 de febrero.
La actividad, organizada por el CeCABA, contó con
el auspicio de la Consejería para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía.
En horas de la mañana, dos autobuses especialmente
contratados para tal fin, partieron de la sede social
de la institución andaluza, en la localidad de
Santos Lugares, para llegar tras algo más de una
hora de viaje a la Estancia “Don Silvano”,
situada a unos 80 kilómetros, en Capilla del Señor,
provincia de Buenos Aires.
Ubicada en la llanura pampeana bonaerense, la estancia
tiene una extensión de 350 hectáreas dedicadas
a la agricultura y ganadería, 38 de las cuales
están a disposición de los visitantes.
La delegación andaluza fue recibida por el personal
de la estancia con empanadas, vinos y jugos de frutas.
Tras ello, mientras algunos quedaban en el parque con
frondosa y añeja arboleda, otros recorrían
las instalaciones, visitando el museo del establecimiento,
que conserva herramientas, útiles, máquinas
(entre ellos, un tractor Fordson casi centenario) y enseres
utilizados en las tareas de campo; la panadería,
donde se elabora artesanalmente el pan que, cocido en
horno de barro, se consume posteriormente en el restaurante
y el almacén de ramos generales, instalado en un
viejo vagón de cargas ferroviario, donde se ofrecen
diversos productos regionales: miel, quesos, dulces, etc.,
así como también artesanías tales
como: mates, cuchillos, ponchos, lazos y distintos adornos
y recuerdos. Siguiendo por los corrales; la huerta orgánica
y un puesto de ordeñe de vacas (tarea en la que
pudieron participar quienes quisieron hacerlo).
Numerosos caballos ensillados con aperos criollos estaban
a disposición de los visitantes para realizar cabalgatas.
También se llevaron a cabo recorridos por el campo
en carruajes tirados por caballos y en una plataforma
rodante remolcada por un tractor.
Otros optaron por darse un chapuzón en la piscina
del campo.
Hacia las 13 horas, la campana llamó para el almuerzo,
en un antiguo galpón de acopio de granos, convertido
en restaurante con capacidad para 300 personas.
El menú ofrecido estuvo integrado con carne asada
de la mejor calidad, propia de la llanura bonaerense (asado
de tira, vacío, pollo, chorizo y morcilla), ensaladas,
vinos y gaseosas y helados.
Durante el desarrollo del almuerzo, se brindó un
espectáculo artístico musical de variado
contenido, en el que predominaron las muestras del folclore
de la región cuyana, de la región pampeana,
del litoral y del norte del país (cueca, milonga,
chamamé, chacarera, zamba carpera, carnavalito)
y del tango argentino, agregando algunas canciones originarias
de diversos países, de los que procedían
parte de los comensales: República Oriental del
Uruguay, Paraguay, Colombia, Italia, Estados Unidos y
la numerosa delegación andaluza, por España.
Como parte del programa fue ofrecido un cuadro de malambo,
en el que al zapateo propio de la danza se sumó
la percusión tradicional (bombos) y los golpes
de lanzas y boleadoras.
Aquellos que quisieron bailar, pudieron también
hacerlo, en el centro del salón.
En horas de la tarde, los andaluces reunidos en el parque
dieron rienda suelta a sus propias expresiones de canto,
pudiendo escuchar en sus voces –bien entonadas-
algunos temas propios de la emigración, como “Adiós
a España” y “El emigrante” y
otros tradicionales de la copla española, como
“La Zarzamora” y “Campanera”.
Mientras tanto, seguían las cabalgatas y los recorridos
en carruajes y se ofrecía, como merienda, mate
cocido y pastelillos criollos tradicionales, de dulce
membrillo.
No faltaron, tampoco, las demostraciones de destreza con
caballos. El personal de la estancia mostró su
trabajo amansando potrillos.
También pudo verse como se reúne en el campo
una tropilla de caballos, siguiendo a la yegua madrina
con un cencerro en el cuello, llevada de tiro con un cabestro,
por un jinete montado en otro caballo.
Asimismo, fueron ofrecidas carreras de sortijas, demostración
de habilidad, rápidos reflejos y vista excelente
de quienes las practican, ya que con una varilla no mucho
más grande que un lápiz, los jinetes, cabalgando
a la carrera, deben ensartar pequeñas sortijas
que penden de una estructura similar –aunque de
mayor dimensión- a un arco (o portería)
de fútbol, que es atravesada por los participantes.
Aquellos que lo lograban, ofrecían posteriormente
las sortijas obtenidas en esa forma a las damas asistentes;
recibiendo una de ellas Anabella, Reina del CeCABA en
el período 2004/2005.
Al caer la tarde, en los mismos autobuses se emprendió
el retorno, con la satisfacción de haber compartido
un día entre paisanos, en contacto con la naturaleza
y en un ambiente de fraternidad y camaradería,
con la satisfacción de sentir que Andalucía
no olvida a su gente y que, a través de los programas
de actuación de la Junta de Andalucía, se
lleva a la práctica el reconocimiento del derecho
a los mayores residentes en el exterior a llevar una existencia
digna, participando en la vida social y cultural; estrechando
lazos, a la vez, como integrantes de una comunidad andaluza
en el exterior, con la tierra de la que son originarios
y con la que guardan especial vinculación.